Si se espera que los tratamientos médicos sean eficaces, ¿por qué no exigir lo mismo de los métodos educativos? Inteligencias múltiples, neuroeducación, proyectos, colegios sin deberes… Cada día se aplican en las aulas sistemas bien evaluados que aportan resultados positivos para los alumnos, y otros que han demostrado ser inútiles o que ni siquiera se han investigado. La mayoría de padres y madres jamás daría a su hijo un fármaco que no hubiera pasado antes todos los controles, una sabia precaución que debería mantenerse al hablar de pedagogía. A la investigadora de la Universidad de Deusto Marta Ferrero le gusta hacer esta analogía con la medicina. Es una firme defensora de la educación basada en la evidencia: “Las modas educativas son un fenómeno creciente, pero a menudo no van acompañadas de pruebas que justifiquen su uso”, explica a Sinc. Como sucede con las pseudomedicinas, las consecuencias de un mal método van desde la pérdida de tiempo y dinero hasta el daño directo. “Algu
Un equipo de la Universidad de Málaga constata las ventajas del aprendizaje activo y colaborativo a través de aplicaciones y softwares que favorecen la preparación de los alumnos. Asimismo, potenciar la reflexión y el trabajo en común es clave para multiplicar las oportunidades de acceder al mercado laboral. Estas técnicas proporcionan una serie de cualidades adquiridas muy solicitadas por las empresas. Un grupo de investigación de la Universidad de Málaga (UMA) ha puesto en práctica una metodología novedosa que emplea tecnología para mejorar el rendimiento del alumno. A través de herramientas online, se fomenta el aprendizaje activo y el trabajo colaborativo, un aspecto muy demandado en el mercado laboral actual. El proyecto es interuniversitario, ya que participaron estudiantes y docentes de facultades de Málaga y Sevilla. El sistema se puede aplicar a varias etapas de la enseñanza, a partir de educación secundaria, o para mejorar el funcionamiento de empresas e instituciones.