Investigadores de la Universidad de las Islas Baleares han puesto tristes a un grupo de voluntarios para observar su reacción mientras interrumpían con sonidos un ejercicio que requería su atención. Los resultados del estudio muestran que se distraían un 200 % más que otros participantes a los que no se les había inducido la tristeza. Los científicos Antonia Pacheco y Fabrice Parmentier, del grupo de investigación en Neuropsicología y Cognición de la Universidad de las Islas Baleares (UIB), han comprobado que la tristeza incrementa la distracción. Así lo refleja el experimento que han desarrollado con un grupo de voluntarios, a los que se les indujo tristeza de manera controlada y en el laboratorio mediante un procedimiento que combinaba música melancólica y recuerdos autobiográficos del pasado. Una vez que los participantes estaban tristes, tuvieron que llevar a cabo una tarea de atención visual en la que debían estar concentrados, aunque para medir el efecto de distracción se l...