(Por Lilián Solis*) Somos conscientes de lo difícil que le resulta a nuestra cultura y a nuestra sociedad abordar el tema de la sexualidad humana en general, por la carga afectiva llena de prejuicios y tabúes. Aún más difícil resulta cuando se trata de la sexualidad de una persona que sufre una discapacidad. Por ello, el abordaje de este tema exige una visión global e interdisciplinar, en oposición a los planteamientos excluyentes, o una visión parcial cuando se encara este asunto. Es necesario contemplar las diferentes dimensiones de la sexualidad humana: biológica / conductual / cultural / psicoafectiva / psicosocial y considerar que una manera positiva de vivirla como ser sexuado va a ser la base de una buena salud y calidad de vida de los diferentes miembros de nuestra sociedad, sin distinción de sexo / edad / características especiales o modo de vivir la propia sexualidad. Y es que, las personas que tienen alguna discapacidad pertenecen a una de las minorías a las que se les h...