Los que la padecen tienen el deseo de aumentar su masa muscular constantemente, debido a que ellos mismos se encuentran con carencia de tonicidad y no están satisfechos con su físico. Es el caso inverso a la anorexia.
Los vigoréxicos, en su mayoría hombres, se miran al espejo y se ven fofos, lo que provoca que se pongan compulsivamente a hacer ejercicio de aumento de masa muscular.
La obsesión por elevar su volumen y su tonificación deja de lado muchas cosas. La persona que sufre vigorexia es capaz de rechazar actividades de ocio y culturales, citas con los amigos e incluso se encierra diariamente en un gimnasio durante muchas horas para cambiar su autoestima y su imagen corporal.
En ocasiones, este trastorno psicológico puede provocar el aislamiento de la sociedad, ya que la baja autoestima de la persona le incita a ocultarse por miedo a que los demás le rechacen al no tener el mejor físico de todos. Los descansos en los vigoréxicos están prohibidos, debido al temor de que un músculo pierda algún centímetro de volumen.
Esa baja autoestima induce a la ingesta de alimentos que únicamente aportan proteínas e hidratos de carbono, además de complementarlos con esteroides y anabolizantes. Cambian la dieta radicalmente y ese contraste puede hacer que el organismo se resienta.
La adicción a la báscula es un hábito y este desorden psicológico y dietético puede llegar a ser mortal. Sobre todo, porque puede producirse la falta de llegada de sangre a los músculos que padecen artrofia. Además, el riesgo de sufrir un infarto de miocardio aumenta, debido a la fatiga constante a la que someten su cuerpo.
Los vigoréxicos no son conscientes de su enfermedad y creen que todo lo que hacen es positivo para su salud y su organismo. El tratamiento psicológico intenta abstraer al paciente de esa enfermedad y hacerle ver desde fuera que puede ser estimado igualmente por la sociedad. Además será fundamental que aprenda a valorar su autoestima con generosidad.
El ejercicio físico es recomendable, pero con ciertos límites en cuanto a esfuerzo y tiempo.
Con un tiempo estimado entre media hora y dos horas diarias, o alternando un día sí y otro no, será suficiente. Tampoco será una tragedia si el deportista decide tomarse una semana de descanso para retomar la actividad física con muchas más ganas. En una semana perderá muy poca tonicidad pero cuando vuelva a ejercitarse verá que dispone de la misma fuerza
SINTOMAS
Uno de los principales síntomas de la vigorexia es un programa persistente duro entrenamiento que se centra en el levantamiento de pesas con el objetivo de agrandar los músculos. Los pacientes entrenan con dolor y lesiones, abandonan de trabajo y las obligaciones familiares para entrenar, y se obsesionan cuando no lo están en el gimnasio.
Las personas con dismorfia muscular también tienden a ser muy cuidadosas sobre sus dietas, ya que quieren desarrollar sus cuerpos lo más rápidamente posible, y ellos también quieren eliminar la grasa corporal, el objetivo es tener un cuerpo delgado, muy musculoso.
Mirarse al espejo constantemente también es común en la dismorfia muscular, aunque, paradójicamente, muchos pacientes son muy tímidos. Al igual que los pacientes de anorexia, que ven sus cuerpos como imperfecto, y por lo tanto no quieren exponerse al juicio de los demás.
Algunos vigorexicos también consumen drogas para estimular el desarrollo muscular, y pueden desarrollar desórdenes alimenticios como la bulimia, en un intento de controlar su dieta. Muchos de ellos también salte las comidas con familiares y amigos, porque quieren tener un control total sobre lo que comen.
CLAVES PARA RECONOCER A UN VIGORÉXICO
1 /// Fisonomía romboidal. Tiene la cabeza muy pequeña en relación con el cuerpo voluminoso, con una desproporción muy marcada entre las partes.
2 /// Pérdida de la realidad en la percepción de la imagen corporal y obsesión por ella (percibirse como escuálidos, aunque se observe todo lo contrario; mirarse todo el día en el espejo, especialmente durante las sesiones de entrenamiento; compararse con otras personas que hacen físicoculturismo).
3 /// Conducta de tipo adictiva. El gimnasio pasa a ser el segundo hogar.
Sentimientos de depresión, ansiedad, culpa y mal humor cuando no se puede ejercitar (debido al incremento de endorfinas). Baja autoestima, aislamiento social, problemas laborales o personales derivados.
4 /// Modificación de la dieta. Con ingestas excesivas de proteínas e hidratos de carbono y tendencia a la automedicación: anabólicos, testosterona, esteroides, aminoácidos. Alteraciones nutricionales, metabólicas, androgenización, deformaciones óseas y problemas articulares por hipertrofia y sobreesfuerzo.
5 /// La edad de los afectados. Oscila entre los 17 y los 35 años, y pertenecen a la clase media o media-alta.
6 /// Período de incremento de casos: época primaveral.
Fuentes:
-Hoy.es
-Vigorexia.org
- Asociación de Psicología del Deporte Argentina
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