El trabajo, que demandó seis meses, consistió en eliminar las células de un hígado de conejo para convertirlo en una matriz capaz de recibir el implante de células compatibles con los seres humanos.
Este proceso, llamado descelularización, forma parte de la investigación básica en este campo y no son muchos los países que lo hacen.
Los médicos, ingenieros y químicos que integran este grupo de trabajo provienen de Ciencias Exactas y Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), las dos facultades que dictan en conjunto Ingeniería Biomédica.
Ellos son los médicos Gustavo Nari y Gustavo Juri, las químicas Mariana Cid y Romina Comin, la bióloga Nancy Salvatierra y los ingenieros Laura Reyna y Ricardo Taborda. Los hígados artificiales serán una realidad en el futuro. Pero los investigadores cordobeses aclararon que les falta recorrer un largo camino hasta conseguir un órgano de laboratorio para trasplante.
Lo que viene. El próximo paso del equipo de investigadores será “recelularizar” esa matriz obtenida de un hígado de conejo con células compatibles con los seres humanos. Para eso se experimentará con cerdos.
Esta etapa demandará no menos de un año de trabajo a pleno, pero el avance de la investigación dependerá del financiamiento que puedan obtener tanto de la Casa de Trejo como de otras entidades públicas o privadas.
El campo de posibilidades que se abre es muy esperanzador para aquellas personas que tienen insuficiencia hepática. Si la técnica se consolida, la expectativa es poder realizar un trasplante parcial (20 por ciento), suficiente como para hacer cesar la afección del paciente.
De todos modos, estos protocolos de trabajo, que comenzaron en 2008, aún no tienen aplicación clínica. Actualmente se hacen en Japón, Estados Unidos y algunos países europeos. El objetivo de todos estos grupos de investigación es generar un repuesto de órgano vivo.
Los investigadores cordobeses se sorprendieron de los resultados obtenidos en un tiempo relativamente corto.
El procedimiento. El método consistió en tomar el hígado de un conejo vivo y vaciarlo de células (con agentes químicos y físicos) hasta dejar la estructura orgánica limpia. Esto se llevó a cabo con éxito en 96 horas. “De cualquier manera, no hay que contar sólo los seis meses de trabajo, sino que cada integrante del grupo tiene más de 10 años de formación en este campo”, señaló Mariana Cid.
Gustavo Juri agregó que en el futuro, cuando estas técnicas avancen, habrá que adecuar las normativas éticas y sanitarias en relación a estos implantes.
En ese sentido, Ricardo Taborda aportó: “Es un escenario que aún no existe pero al que hay que anticiparse, porque en las próximas décadas se podrán obtener órganos artificiales a medida”.
Comentarios
Publicar un comentario