Uno de ellos, Mayelín Oliva, declaró que sin la imbricación de la familia en el proceso educativo de los infantes con discapacidades, este no cumplimenta sus verdaderos objetivos ni garantiza la inclusión plena de los mismos.
Madre de Carlos Alejandro, un pequeño de seis años con condición de síndrome Down, Oliva subrayó que precisamente los logros alcanzados en Cuba en lo que a educación especial se refiere, reconocidos en el cónclave, están determinados por la unidad existente entre familia, escuela y comunidad.
Esa relación tripartita, puntualizó, es la base de la sociedad nuestra.
En Cuba trabajamos por la inclusión de las personas en condiciones de discapacidad, porque reconocemos que para todos es importante sentirse incluidos y útiles socialmente, agregó.
Oliva manifestó asimismo que el desarrollo alcanzado en la esfera por la isla y la implicación de los familiares en la educación de sus hijos se debe en gran medida a la existencia de las escuelas especiales.
Con respecto al evento en el Palacio de las Convenciones de la Habana, Oliva dijo que constituye una excelente vía para compartir con los profesionales del área y como familiares perfeccionar el conocimiento sobre cómo propiciar una verdadera educación inclusiva.
Iniciado junto al IV simposio de Educación Primaria, el VII congreso internacional de Educación y Pedagogía Especial reúne en La Habana a cerca de 200 participantes de 20 países.
En el contexto del aniversario 55 de la enseñanza especial en Cuba, ambas citas permiten, a decir de organizadores y participantes, dialogar en torno a temas relevantes relacionados con la atención a niños con necesidades educativas especiales, así como conocer de las mejores prácticas y experiencias.
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