Los resultados de un estudio recientemente publicado en la revista Intelligence por un grupo de investigadores pertenecientes a las Universidades Autónoma (UAM) y Complutense (UCM) de Madrid, sugieren que las diferencias individuales en inteligencia fluida (uno de los aspectos centrales de la inteligencia humana) podrían ser explicadas, en gran parte, por los procesos cognitivos que componen la memoria a corto plazo (la codificación, el mantenimiento y la recuperación).
Prácticamente desde que la Psicología se establece como una disciplina científica dedicada al estudio del comportamiento humano, surgen dos aproximaciones metodológicas para abarcar este objetivo: la aproximación experimental y la aproximación correlacional. Estas aproximaciones han estado desde el inicio fuertemente separadas, lo que ha ralentizado el progreso en el estudio científico del comportamiento humano, en opinión de varios autores.
Sin embargo, la inteligencia humana es posiblemente el factor psicológico estudiado con más frecuencia en la intersección de las dos disciplinas de la psicología científica. Dada la relevancia que posee la inteligencia en la predicción del rendimiento académico, el desempeño laboral, la salud, la longevidad o la delincuencia, todos ellos comportamientos relevantes en la vida cotidiana de las personas, los investigadores se han preguntado por las causas de estas diferencias a nivel poblacional.
Durante la segunda mitad del siglo XX tuvo lugar una auténtica revolución cognitiva, momento en el que se desarrollaron cientos de estudios analizando las relaciones entre las diferencias en inteligencia y las diferencias en diversas tareas cognitivas. Quizás, la conclusión más relevante de esta época sea que algunas funciones cognitivas son mucho más relevantes que otras para la comprensión de las diferencias individuales en inteligencia. Lamentablemente, el debate acerca de cuáles de estas funciones cognitivas son las más relevantes para explicar las diferencias intelectuales continúa abierto, ya que existen diversos problemas metodológicos en la mayoría de los estudios publicados hasta la fecha dirigidos a abordar esta cuestión.
Recientemente, un grupo de investigadores de la Universidad Autónoma de Madrid y de la Universidad Complutense de Madrid, ha llevado a cabo un estudio dirigido a superar las limitaciones metodológicas presentes en los estudios previos. Hasta donde se conoce, el estudio realizado por el equipo de investigadores españoles supone el estudio más exhaustivo de los realizados hasta el momento, lo que ha valido su publicación en la revista Intelligence.
En su estudio, el equipo de investigadores dirigidos por los profesores Roberto Colom (UAM) y Mª Ángeles Quiroga (UCM), utilizan un total de 24 medidas psicológicas, que analizan empleando una aproximación basada en factores latentes. Estas 24 variables se utilizan para definir 8 factores latentes, de los cuales tres provienen de la aproximación correlacional: Inteligencia Fluida (Gf), Inteligencia Cristalizada (Gc) e Inteligencia Viso-espacial (Gv), mientras que cinco proceden de la aproximación experimental: Memoria a corto plazo (STM), Memoria de Trabajo (WM), Función Ejecutiva (UPD), Velocidad de Procesamiento (speed) y Control Atencional (ATT). Por tanto, se utilizaron 3 medidas para definir cada uno de los constructos de interés. Todas las medidas fueron administradas a un grupo de 185 participantes.
LA CLAVE ESTÁ EN EL ALMACENAMIENTO A CORTO PLAZO
Los resultados mostraron que, a nivel de variables latentes, los factores de memoria a corto plazo, memoria de trabajo y función ejecutiva apenas se distinguen de la inteligencia fluida. Teniendo en cuenta que el almacenamiento a corto plazo es el elemento cognitivo común a los otros tres factores latentes, los autores señalan como conclusión principal de este estudio que las diferencias individuales en inteligencia fluida (Gf) pueden explicarse en gran medida a partir de las diferencias en un proceso mental básico (general, pero no unitario) subyacente a los factores cognitivos de memoria: la capacidad de almacenamiento a corto plazo, que tiene como componentes básicos la codificación, el mantenimiento y la recuperación de la información.
Para finalizar, los autores señalan que “La conclusión principal de este trabajo puede parecer chocante a primera vista, pero es consistente con los hallazgos de estudios en los que se han obtenido mejoras en la medida de inteligencia fluida de las personas, tras un entrenamiento prolongado con tareas de memoria de trabajo, y con los hallazgos de estudios de neuro-imagen que muestran que ambos constructos comparten las mismas redes neuronales, tanto estructurales como funcionales”.
En resumen, los datos de este estudio pueden contribuir a clarificar y simplificar el problema -aparentemente complejo- de las relaciones entre inteligencia y funciones cognitivas básicas, además de proporcionar un marco metodológico de referencia.
Bibliografía: Martínez, K., Burgaleta, M., Román, F.J., Escorial, S., Shih, P.Ch., Quiroga, M.A. & Colom, R. Can fluid intelligence be reduced to ‘simple’ short-term storage?, Intelligence (2011), doi:10.1016/j.intell.2011.09.001
Prácticamente desde que la Psicología se establece como una disciplina científica dedicada al estudio del comportamiento humano, surgen dos aproximaciones metodológicas para abarcar este objetivo: la aproximación experimental y la aproximación correlacional. Estas aproximaciones han estado desde el inicio fuertemente separadas, lo que ha ralentizado el progreso en el estudio científico del comportamiento humano, en opinión de varios autores.
Sin embargo, la inteligencia humana es posiblemente el factor psicológico estudiado con más frecuencia en la intersección de las dos disciplinas de la psicología científica. Dada la relevancia que posee la inteligencia en la predicción del rendimiento académico, el desempeño laboral, la salud, la longevidad o la delincuencia, todos ellos comportamientos relevantes en la vida cotidiana de las personas, los investigadores se han preguntado por las causas de estas diferencias a nivel poblacional.
Durante la segunda mitad del siglo XX tuvo lugar una auténtica revolución cognitiva, momento en el que se desarrollaron cientos de estudios analizando las relaciones entre las diferencias en inteligencia y las diferencias en diversas tareas cognitivas. Quizás, la conclusión más relevante de esta época sea que algunas funciones cognitivas son mucho más relevantes que otras para la comprensión de las diferencias individuales en inteligencia. Lamentablemente, el debate acerca de cuáles de estas funciones cognitivas son las más relevantes para explicar las diferencias intelectuales continúa abierto, ya que existen diversos problemas metodológicos en la mayoría de los estudios publicados hasta la fecha dirigidos a abordar esta cuestión.
Recientemente, un grupo de investigadores de la Universidad Autónoma de Madrid y de la Universidad Complutense de Madrid, ha llevado a cabo un estudio dirigido a superar las limitaciones metodológicas presentes en los estudios previos. Hasta donde se conoce, el estudio realizado por el equipo de investigadores españoles supone el estudio más exhaustivo de los realizados hasta el momento, lo que ha valido su publicación en la revista Intelligence.
En su estudio, el equipo de investigadores dirigidos por los profesores Roberto Colom (UAM) y Mª Ángeles Quiroga (UCM), utilizan un total de 24 medidas psicológicas, que analizan empleando una aproximación basada en factores latentes. Estas 24 variables se utilizan para definir 8 factores latentes, de los cuales tres provienen de la aproximación correlacional: Inteligencia Fluida (Gf), Inteligencia Cristalizada (Gc) e Inteligencia Viso-espacial (Gv), mientras que cinco proceden de la aproximación experimental: Memoria a corto plazo (STM), Memoria de Trabajo (WM), Función Ejecutiva (UPD), Velocidad de Procesamiento (speed) y Control Atencional (ATT). Por tanto, se utilizaron 3 medidas para definir cada uno de los constructos de interés. Todas las medidas fueron administradas a un grupo de 185 participantes.
LA CLAVE ESTÁ EN EL ALMACENAMIENTO A CORTO PLAZO
Los resultados mostraron que, a nivel de variables latentes, los factores de memoria a corto plazo, memoria de trabajo y función ejecutiva apenas se distinguen de la inteligencia fluida. Teniendo en cuenta que el almacenamiento a corto plazo es el elemento cognitivo común a los otros tres factores latentes, los autores señalan como conclusión principal de este estudio que las diferencias individuales en inteligencia fluida (Gf) pueden explicarse en gran medida a partir de las diferencias en un proceso mental básico (general, pero no unitario) subyacente a los factores cognitivos de memoria: la capacidad de almacenamiento a corto plazo, que tiene como componentes básicos la codificación, el mantenimiento y la recuperación de la información.
Para finalizar, los autores señalan que “La conclusión principal de este trabajo puede parecer chocante a primera vista, pero es consistente con los hallazgos de estudios en los que se han obtenido mejoras en la medida de inteligencia fluida de las personas, tras un entrenamiento prolongado con tareas de memoria de trabajo, y con los hallazgos de estudios de neuro-imagen que muestran que ambos constructos comparten las mismas redes neuronales, tanto estructurales como funcionales”.
En resumen, los datos de este estudio pueden contribuir a clarificar y simplificar el problema -aparentemente complejo- de las relaciones entre inteligencia y funciones cognitivas básicas, además de proporcionar un marco metodológico de referencia.
Bibliografía: Martínez, K., Burgaleta, M., Román, F.J., Escorial, S., Shih, P.Ch., Quiroga, M.A. & Colom, R. Can fluid intelligence be reduced to ‘simple’ short-term storage?, Intelligence (2011), doi:10.1016/j.intell.2011.09.001
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