El 46,9% de las horas que pasamos despiertos pensamos en algo distinto a la actividad que en ese momento se desarrolla y, por lo general, estas excursiones de la mente no resultan muy agradables. Así lo indica un estudio, realizado gracias a una aplicación web de iPhone, que recoge 250.000 pensamientos, sensaciones y acciones registrados por los sujetos a lo largo de sus quehaceres cotidianos.
"La mente humana es una mente errabunda, y una mente errabunda no es feliz", explican Matthew A. Killingsworth y Daniel T. Gilbert, directores de la investigación y psicólogos de la Universidad de Harvard (EE UU). "La capacidad de pensar en algo distinto a la situación en que se está inmerso es un logro cognitivo que tiene su coste emocional".
Pasamos casi la mitad de nuestro tiempo de vigilia pensando en otras cosas distintas del entorno que nos rodea. La investigación, publicada esta semana en la revista Science, muestra que el modo innato de funcionamiento del cerebro humano es dejar que la mente deambule.
A diferencia de otros animales, los humanos pasamos mucho tiempo pensando en algo distinto a lo que nos rodea en ese instante: contemplamos sucesos del pasado, sucesos que podrían ocurrir en el futuro o que tal vez jamás tendrán lugar.
Para observar este comportamiento, Killingsworth desarrolló una aplicación web de iPhone que se ponía en contacto con 2.250 voluntarios en intervalos aleatorios y les preguntaba cómo de contentos estaban, qué estaban haciendo en ese momento y si tenían la mente puesta en su actividad o pensaban en algo distinto, ya fuese agradable, neutro o desagradable.
Los sujetos podían elegir entre 22 actividades generales, como caminar, comer, comprar y ver la televisión. En promedio, los participantes informaron de que sus mentes pasaban el 46,9% del tiempo divagando, sin que ese porcentaje descendiese nunca por debajo del 30% al realizar ninguna actividad, salvo mantener relaciones sexuales.
Killingsworth y Gilbert descubrieron que el mayor nivel de felicidad se alcanzaba durante las relaciones sexuales, al hacer ejercicio o mantener una conversación. Cuando descansaban, trabajaban o utilizaban un ordenador personal en casa, es cuando más infelices eran.
UN PREDICTOR DE LA FELICIDAD
"La deambulación o divagación de la mente es un excelente indicador que predice la felicidad de las personas", explica Killingsworth. "De hecho, la frecuencia con que nuestro pensamiento abandona el presente y adónde tiende a ir predice mejor nuestra felicidad que las actividades en que estamos involucrados".
Los investigadores calcularon que solamente un 4,6% de la felicidad de un individuo en un momento dado era atribuible a la actividad específica que estaba llevando a cabo, mientras que la tendencia a deambular y divagar de la mente era responsable aproximadamente de un 10,8% de su felicidad. Los análisis de desfase temporal realizados por los investigadores apuntan a que la tendencia a divagar y deambular de la mente era en general la causa y no la consecuencia de la infelicidad de los sujetos.
"La mente humana es una mente errabunda, y una mente errabunda no es feliz", explican Matthew A. Killingsworth y Daniel T. Gilbert, directores de la investigación y psicólogos de la Universidad de Harvard (EE UU). "La capacidad de pensar en algo distinto a la situación en que se está inmerso es un logro cognitivo que tiene su coste emocional".
Pasamos casi la mitad de nuestro tiempo de vigilia pensando en otras cosas distintas del entorno que nos rodea. La investigación, publicada esta semana en la revista Science, muestra que el modo innato de funcionamiento del cerebro humano es dejar que la mente deambule.
A diferencia de otros animales, los humanos pasamos mucho tiempo pensando en algo distinto a lo que nos rodea en ese instante: contemplamos sucesos del pasado, sucesos que podrían ocurrir en el futuro o que tal vez jamás tendrán lugar.
Para observar este comportamiento, Killingsworth desarrolló una aplicación web de iPhone que se ponía en contacto con 2.250 voluntarios en intervalos aleatorios y les preguntaba cómo de contentos estaban, qué estaban haciendo en ese momento y si tenían la mente puesta en su actividad o pensaban en algo distinto, ya fuese agradable, neutro o desagradable.
Los sujetos podían elegir entre 22 actividades generales, como caminar, comer, comprar y ver la televisión. En promedio, los participantes informaron de que sus mentes pasaban el 46,9% del tiempo divagando, sin que ese porcentaje descendiese nunca por debajo del 30% al realizar ninguna actividad, salvo mantener relaciones sexuales.
Killingsworth y Gilbert descubrieron que el mayor nivel de felicidad se alcanzaba durante las relaciones sexuales, al hacer ejercicio o mantener una conversación. Cuando descansaban, trabajaban o utilizaban un ordenador personal en casa, es cuando más infelices eran.
UN PREDICTOR DE LA FELICIDAD
"La deambulación o divagación de la mente es un excelente indicador que predice la felicidad de las personas", explica Killingsworth. "De hecho, la frecuencia con que nuestro pensamiento abandona el presente y adónde tiende a ir predice mejor nuestra felicidad que las actividades en que estamos involucrados".
Los investigadores calcularon que solamente un 4,6% de la felicidad de un individuo en un momento dado era atribuible a la actividad específica que estaba llevando a cabo, mientras que la tendencia a deambular y divagar de la mente era responsable aproximadamente de un 10,8% de su felicidad. Los análisis de desfase temporal realizados por los investigadores apuntan a que la tendencia a divagar y deambular de la mente era en general la causa y no la consecuencia de la infelicidad de los sujetos.
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